Las especies vegetales que hemos incluido en nuestro vivero forestal, como representantes del piso bioclimático mesomediterráneo (800 m.-1300 m. de altitud aprox.) del Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, son las que a continuación se describen.
Ceratonia silicua (Algarrobo)
El algarrobo es una especie de la familia de las fabáceas originaria de la cuenca del Mediterráneo, aunque en la actualidad también es cultivada en sitios cálidos debido a su rusticidad y resistencia a la sequía.
Este es un árbol de desarrollo lento y de follaje perenne, que puede llegar hasta los 10 metros de altura. Tales hojas son paripinnadas, de color verde oscuro, y con una dimensión de entre 10 y 20 cm de largo.
Se trata de una especie dioica, cuyas flores son pequeñas, rojas y sin pétalos. De su desarrollo aparece el fruto denominado algarroba, que es una vaina coriácea de color castaño oscuro que encierra una pulpa gomosa de sabor dulce y agradable que rodea las semillas, las cuáles pueden mantener su poder germinativo tras sufrir procesos digestivos, favoreciendo la dispersión a larga distancia, y tras sufrir pequeños incendios.
Entre los usos del algarrobo, destacar el uso de las algarrobas como forraje para el ganado, aunque hoy en día se están usando cada vez más en pastelería, siendo posible preparar un sucedáneo del chocolate llamado carob. En la antigüedad, las semillas fueron el patrón original del quilate para pesar gemas y joyas, debido al tamaño y peso notoriamente uniformes de las semillas. En cuanto al uso de su madera, generalmente tiene como fin el combustible y la infraestructura rural, siendo notable la demanda que existe para carpintería y fines artesanales.
Pinus pinaster (Pino resinero)
El pino resinero es una especie considerada por la UICN como una de
las 100 más invasoras del mundo, que se distribuye desde el nivel del mar hasta
los 1700 m de altitud, tanto por el por el Atlántico (Galicia) como por el
Mediterráneo, donde es componente de una serie de vegetación endémica de la provincia de Málaga capaz de desarrollarse
sobre suelos ultramáficos (peridotitas). Puede resistir períodos de sequía
estival y, aunque prefiere suelos siliceos, puede vivir también en suelos
calizos.
Es un árbol de entre 20 y
35 metros, con un tronco repleto de resina, con frecuencia enroscado
en la base y con una corteza pardo-grisácea, muy agrietada, en ocasiones con
tonalidades muy oscuras. Su copa es irregular y abierta. Las acículas largas (hasta
25 cm), se
encuentran en pares, son gruesas, rígidas (pinchan), de un color verde intenso
y mucronadas, con canales resiníferos centrales.
Las piñas por
su parte, son cónicas, muy grandes (de 10 a 20 cm de largo), con escamas
que pinchan, de color verde cuando están cerradas,
para pasar a un marrón rojizo a los 24 meses, momento en el que los piñones de
entre 8 y 10 mm y con un ala de 20 a 25 mm, son dispersados por el
viento.
Finalmente, decir que el pino resinero se ha venido utilizando en construcción para fabricar los
mástiles de veleros de una sola pieza, así como para construir las duras ruedas
de los molinos hidraúlicos, puesto que su madera tiene alta tenacidad y
resistencia a la podredumbre. También se utiliza su resina para la elaboración
de pegamentos que, tras su destilación, puede originar trementina con la que
fabricar aguarrás. Por último, de sus yemas se pueden obtener infusiones o
líquidos de decocción con efectos antirreumáticos, diuréticos, depurativos, o contra
afecciones respiratorias.
Quercus ilex (Encina)
La encina es una especie nativa de la región mediterránea de la familia fagaceae y perteneciente al género Quercus. Se cría bien en cualquier tipo de suelo y en altitudes que pueden variar desde la costa hasta los 1500 m. de altitud, pero siempre limitada a climas secos. Así, en España, resulta ser la especie forestal que más territorio ocupa.
Es un árbol perennifolio que puede alcanzar de 16 a 25 metros de altura en condiciones óptimas. Su corteza es lisa y de color verde grisáceo, aunque se agrieta en todas direcciones cuando alcanza los 15 o 20 años. Su copa es ovalada al principio y después se va ensanchando hasta quedar finalmente con forma redondeado-aplastada. Las hojas por sus parte, son coriáceas y de color verde oscuro por el haz, y más claro y tomentosas por el envés, provistas de fuertes espinas en su contorno cuando la planta es joven y en las ramas más bajas cuando es adulta.
La encina es una planta monoica cuya floración ocurre entre los meses de marzo a mayo. Las flores masculinas aparecen en inflorescencias racemosas colgantes, que toman un color amarillento, luego anaranjado y, al final, a la madurez, pardo. Las flores femeninas por su parte, son pequeñas y salen aisladas o en grupos de dos sobre los brotes del año y sobre un pedúnculo muy corto, presentando en principio un color rojizo y a la madurez un amarillo anaranjado. El desarrollo de estas da lugar a un fruto de color marrón oscuro al madurar durante el otoño, brillantes, y con una cúpula característica formada por brácteas muy apretadas y densas, popularmente conocido como bellota.
Entre los usos más destacables de la encina, hemos de destacar su cultivo para obtener productos como la trufa, consecuencia de su relación simbiótica con determinados hongos con los que forman micorrizas. Cultivo que resulta primordial para el mantenimiento de uno de los ecosistemas más característicos de nuestro país, como es la dehesa, que nos aporta productos tan codiciados y de tan alta calidad como es el cerdo ibérico de bellota, y que resulta ser el mejor hábitat para la fauna mediterránea.
Otros usos derivados de que su madera es muy dura e imputrescible han sido los de fabricar piezas que tengan que soportar gran rozamiento, como en carros, arados, parquets, herramientas, etc., o los de servir en la construcción como pilares y vigas. Además, resulta una excelente leña para quemar y para hacer carbón vegetal.